miércoles, 16 de mayo de 2012

UF!


El auténtico problema con este mundo loco no tiene nada que ver con la política ni la economía. Ni mucho menos. Es invisible, no escrito, no hablado, y .. sí,  me refiero al enorme peso pesado que suponen todas las normas NO escritas que SIEMPRE, ANTE TODO y OSEA NO TE OLVIDES DE NI UNA, debes cumplir.

Si quieres formar parte de la sociedad debes cumplir con este trillón de requisitos (físicos, ideológicos y sociales) que amablemente 'alguien' ha elaborado para tí. Porque claro, como no tienes cerebro, debe suplir las funciones que él no puede realizar, como por ejemplo decidir qué, cuándo y cómo hacerlo.

Lo único cierto es que tú, él, ella y yo vamos a morirnos: te parezca como te parezca; esté o no esté recogido en tu libro de normas.
Así que, cuando tenga que hacer recuento de las cosas que hice o dejé de hacer en mis ochenta años de vida, creo que si sigo adaptándome al ridiculo manual de instrucciones colectivo-abstracto-neutro-nauseabundo, de lo único de lo que me alegraré será de haber ido al colegio, que eso sí que es obligatorio. Porque el resto, precisamente por no serlo oficialmente, es lo más insalvable, obligatorio y exigible.
Ay. Uf. Suspiro.

martes, 8 de mayo de 2012

Antes de que tú nacieras, Natalie


Acaba de alcanzar un lugar de honor en mis top five la deliciosa película clásica 'The Red Shoes'.
No es una película sobre ballet. Es belleza hecha movimiento, música, estética, diálogo y humanidad. Habla de belleza, sí. Y habla de amor, de sueños, de poder.


Mucho antes de que Natalie Portman creyera que nos descubría el mundo a ritmo de bombo y platillo ('¡oh! ¡qué gran e innovadora película sobre el mundo del ballet!'), Moira Shearer, con una elegancia humilde -rara avis, por tanto-, bailaba para un público pequeñito. Hoy bailó para mí. Y me mostró que hay esperanza, cuando menos te lo esperas. Te sale al encuentro un rayo de felicidad que alguien empaquetó en 1948 para tí. Y hoy, más de medio siglo después, la pantalla muestra algo que vale la pena y que no está contaminado.

 "Mañana todo el mundo hablará de lo que crearemos esta noche"

sábado, 5 de mayo de 2012

Clark 2.0


Tú buscas un héroe, yo también, ¡hasta él, que parece un semi-dios, busca una heroína!
Pero nadie quiere ser uno. El más valiente solo se expone para lucir sus medallas.
Y el más pequeño y silencioso es el único que estaría dispuesto a todo, sin pedir nada.
(**Todo y nada se han convertido en palabras muy sugestivas de un tiempo a esta parte)
¡Héroes dices!... suspiro..... cabeceo desesperanzado...... encogida de hombros... fundido en negro.



Mensaje a quien quiera que sea quien escuche: no me mandéis un héroe de esos 'poca-cosa' que vaya pidiendo perdón por hacer.... nada. Enviádme uno guapo y con flequillo que sepa lo que lleva una señorita en el bolso y esté bien afeitadito. Que hable poco y construya mucho.

Un héroe salvador, que se quede con la chica y que sonría por defecto.
Y si lleva caballo, mejor. Que le permita correr al lugar indicado en el momento indicado.



+Tú no eres de los que hablan, ¿verdad?

- (*él abre mucho los ojos ante tal pregunta. Busca pensativo una respuesta mirando hacia una esquina*)

+No, si no digo que me importe. El hablar no sirve de mucho. Sirve decir. ¿no crees?

-(*sonrisa y brillo en los ojos. Sus gafas de pasta negra le quedan francamente bien. Le ha gustado el comentario. Quizá piensa que soy una intelectual*)

+Aunque hay quien dice cosas que más bien merecen no ser escuchadas. Yo sé que contigo eso no pasaría, Clark.

-(*se termina el vaso de café de maquina  y se levanta. Me coje de la mano y, por fin....*) Anda, ven a bailar que me gusta esta canción. (*en la radio sonaba 'Si me dejas ahora', de Chicago. Rezo una oración inventada. Pido que no se acabe la canción. Y que no se vaya.*)

Las palabras necesarias, y ya. Y así fue mi tercer encuentro con Clark.

martes, 1 de mayo de 2012

Me llamo Ralph



No era universitario. Ni siquiera era diseñador. Pero diseña desde bien joven ropa inspirada en los campus universitarios. Porque le cautivaba esa imagen de juventud y alta sociedad americana universitaria. Le cautivó un sueño de belleza, y se dejó prendar por él.

‘No era diseñador, sólo un chico joven con un gusto exquisito’, dijo de sí mismo el rey Midas del buen gusto, o del gusto exquisito, que no es lo mismo.



Diane Keaton y Woody Allen en 'Annie Hall' (1977)

Cuando ves a una mujer vestida así, una no sabe si es una ella vestida de ella o de él, pero sea como sea, queda claro que es una ella unica. Woody le dijo a Diane que vistiera como solía hacerlo. Ralph, entre otros, se encargó de proporcionarle las prendas que harían su look.



Mia Farrow y Robert Redford en 'El Gran Gatsby' (1974)

Vistió también al aristocrático matrimonio creado por Scott Fitgerald. La alegría de vivir sin preocuparse de nada mientras el mundo se derrumba. Ese es el concepto.

Seguimos adorando (porque gustando se queda corto) a Ralph Lauren porque no trata de diseñar el vestido-mesa (o el vestido-chuleta, visto lo visto). Tiene una idea de belleza y no piensa salirse de ella. No es el hombre 'al que nunca se le acaban las ideas', sino el hombre que vende, una y otra vez, la misma idea. Y eso sí que tiene mérito..